martes, 25 de agosto de 2009

Despertar


Una mañana extiendes el brazo buscando el suave roce de una calida piel y unicamente el aire frio matutino saluda a tus dedos, entre la vida y la muerte de la consciencia comienzas a explorar la cama, nunca un metro veinte han sido tan extensos, un escalofrio recorre la columna, de pronto el corazon se hiela, el alma grita en silencio su desdicha y el cerebro despierta de su sopor sintiendo una presion en el pecho, una herida de la cual mana profusamente sangre, hemorragia que no se puede detener.

La soledad ha vuelto y ha hecho acto de presencia, con sus compañeras a su vera, cuan jinetes de la apocalipsis viene a traer la destrución al mundo yermo que es mi vida acabando con todo resquicio de felicidad y alegria. Ahogando mi respiracion, aplacando mis latidos, auyentando mis pensamientos, dejandome vacio y solo.

Sin fuerzas para luchar contra ella, me abandono a su abrazo mortal, me desea quiere y ha venido para no marcharse durante un tiempo, me hunde mi oscura cama de sabanas negras como pozos del mismísimo abismo.

Su recuerdo solo trae mas dolor, su mirada dulce hace mas profunda su herida, sus labios suaves besan mi cuello para robarme el alito de vida que por el pasa, sus delicadas manos aferran mi corazon para desgarrar mi poca cordura. Su calido cuerpo me recuerda lo que un dia recorri, ahora prohibido. Y mas oleadas de dolor recorren y estremecen mi maltrecho cuerpo, mi mente intenta aferrar la poca luz que brilla atraves del largo tunel de la soledad y el dolor, pero en esta maldita cama hay demasiado rincones oscuros, demasiado pliegos de las sabanas, ocultas y afiladas garras que destrozan mi piel. Y un rio de fuego recorre mi rostro, me traiciona mis ojos, lloran por el dulce dolor que me causa mi propio ser. Y mi metro veinte de infierno no me deja huir, no tengo fuerzas para escapar, ni ganas, mi vida es demasiado ajena a mi propio ser, reducida a un cumulo de complicadas divagaciones sobre mi propia miseria...


Pero cuando logro levantarme de mi cama, descubro que esta solo era un catre en una enorme prision, la casa esta vacia, las calles desiertas, el mundo arido sin su presencia a mi lado, mi corazon late sin fuerza, solo puedo caer de rodillas e implorar un lugar donde descansar, donde huir de mis demonios y poder al fin disfrutar...

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